Wikiloc
Garmin Connect
Cielo encapotado con poca probabilidad de lluvia
según los expertos.
Nos animamos sin un destino fijo. Salimos de Vitoria por Yurre y por pistas nos dirigimos hasta Estarrona y luego Mendoza. Enfilamos hacia el jardín botánico de Sta. Katalina, el track del GR-25 marca por medio hasta la entrada del jardín, pero hay que pagar por visitarlo. Le preguntamos al chico de la entrada, y tras un largo rato de compartir experiencias continuamos por el camino que nos dice (el track está corregido).
Poco a poco vamos ganando altura, el terreno no deja de empinarse y la niebla no nos deja saber dónde estamos. Pasamos de los 1000 m de altura y seguimos subiendo. Un sonido intermitente pero armónico, con tintes de banda sonora de película de terror llama nuestra atención. La niebla es cada vez más espesa y no se ve un carajo. De repente ante nuestras burras se levante una estructura descomunal agitando sus brazos con una cadencia perturbadora; son los molinos de Badaia, y es que estamos arriba del todo, la niebla nos ha jugado una mala pasada.
Cresteamos hasta que conseguimos orientarnos y descendemos hasta salir de nuevo al camino de subida.
Volvemos a Vitoria por la misma ruta.
El día ha aguantado y no nos hemos mojado.
Garmin Connect
Cielo encapotado con poca probabilidad de lluvia
según los expertos.
Nos animamos sin un destino fijo. Salimos de Vitoria por Yurre y por pistas nos dirigimos hasta Estarrona y luego Mendoza. Enfilamos hacia el jardín botánico de Sta. Katalina, el track del GR-25 marca por medio hasta la entrada del jardín, pero hay que pagar por visitarlo. Le preguntamos al chico de la entrada, y tras un largo rato de compartir experiencias continuamos por el camino que nos dice (el track está corregido).
Poco a poco vamos ganando altura, el terreno no deja de empinarse y la niebla no nos deja saber dónde estamos. Pasamos de los 1000 m de altura y seguimos subiendo. Un sonido intermitente pero armónico, con tintes de banda sonora de película de terror llama nuestra atención. La niebla es cada vez más espesa y no se ve un carajo. De repente ante nuestras burras se levante una estructura descomunal agitando sus brazos con una cadencia perturbadora; son los molinos de Badaia, y es que estamos arriba del todo, la niebla nos ha jugado una mala pasada.
Cresteamos hasta que conseguimos orientarnos y descendemos hasta salir de nuevo al camino de subida.
Volvemos a Vitoria por la misma ruta.
El día ha aguantado y no nos hemos mojado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario